
De la búsqueda del saber y mi infinita afinidad con la cultura, me lleva habitualmente hacia lugares que parecen no estar interconectados pero ese mágico camino de memoria colectiva confluye en puntos comunes.
Así fue que, primero con el libro “Aparecida” abordé la lectura del tema de los desaparecidos desde otro lugar en una indagación hacia la verdad personal de la autora Marta Dillon, que a pesar de lo angustiante que me significó leer a esa hija en búsqueda del cuerpo de su madre, me quedó la belleza de su valentía.
La segunda lectura “Los Olivos de Belchite” de una autora española Elena Moya, quien aborda el tema de la Guerra Civil y las consecuencias que tienen en la España actual los resabios del pasado que llegan una otra y otra vez dentro de la vida de una familia y una sociedad que ha silenciado. Es un libro muy malo, según mi criterio, dicen que fue un éxito...quizás el hecho de haber sido escrito en lengua inglesa ya arranca mal del vamos, seguramente la autora evolucionará en los próximos dos libros que publica a posteriori, siempre tomando los mismos ejes; en “La Maestra Republicana” y la reciente publicación “La Candidata”. Los temas que Moya elige son desde ya muy atrayentes en especial el de la política española, pero tardaré quizás un tiempo para tomar coraje e invertir mi escaso tiempo de lectura para su obra.
Pero si de interconexiones estamos hablando, viajando por sobre la búsqueda de textos sin pensar a dónde ir llegué hasta Leopoldo Brizuela, platense de mi misma generación, con su novela “Una Misma Noche” Premio Alfaguara 2012, debo decir que recién la comienzo pero, unas pocas páginas solamente hasta ahora me han hecho compartir este interrogante:
“...Y sin embargo, me digo, algo más poderoso que las casas sobrevive. Pero, ¿qué? ¿Simplemente una banda de asaltantes, de mafiosos, de asesinos? ¿O un mecanismo secreto, un código oculto bajo la fachada de las leyes conocidas? ¿Un lenguaje mudo que las reglas del lenguaje, malamente, intentan reproducir, o arteramente ocultan? Acaso un modo de vincularse que permite a unos ser víctimas y a otros victimarios sin que nadie tenga siquiera necesidad de expresarlo. Pero yo estoy a tiempo de entenderlo, me digo, si escribo…”
Los tres escriben sobre el horror del pasado y las consecuencias en el presente, los tres son periodistas, y han expresado libremente su homosexualidad, y en esto la sociedad si ha cambiado hacia el respeto del otro, pero en el fondo están aun los resabios que emergen de vez en cuando con las caretas puestas y los hilos bien atados para mover a su antojo, dejarnos perplejos e interrogándonos una vez más.
Los dejo con los interrogantes y las búsquedas personales de las escrituras y de la vida.

