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De Vermont a París con escala en Madrid.

 

Este último mes leí dos libros que si uno los ve al pasar piensa que poco tienen en común, asi los elegí pero luego de terminar uno y después el otro pensando que me habían dejado, llegue a la conclusión que los dos hablan de la libertad, si aquella individual, pero no por ser de uno mismo no significa que al final si cada uno lo logra no sea trascendente.

 

 

 

El primero, “Personas como uno” de John Irving, Tusquets 2013.

 

Arranca con una frase muy buena que define todo lo que continuará: "Nos forma aquello que deseamos", ¿qué tal?. ¿Eh? lo puede incluir a cualquiera ¿no?.

 

El autor relata con maestría pero sin morbo el tema de la elección sexual de Bill Abbott, un joven escritor de Vermont un pequeño pueblo. Con la voz del personaje en su madurez relata su vivencia desde su adolescencia en los ‘50, los excesos de los ‘70 y la irrupción del Sida en los ´80.

 

Me costó por momentos seguir el tema por un lado la insistencia de centrar el relato casi en su totalidad en esa etapa primera, por el otro la inclusión del teatro con las obras de Shakespeare que te invita a leerlo casi sin excusas. Los personajes trans de los ´60 y los otros que callaron al comienzo y se transformaron después, algunos entrañables otros forzados en el relato, se multiplican en la obra como la ambigüedad del personaje que se define bisexual.

 

El autor es considerado un ejemplo de la literatura moderna, si uno tiene en cuenta que “Irving considera que la observación social es parte fundamental del trabajo del escritor, que tiene la obligación de observar y narrar la verdad, lo cual implica, según su modo de ver, nada menos que una toma de posición política. (La Nación)”, entonces siempre vale la pena leerlo, aun cuando luches con él como yo en algunas partes del libro.

 

 

 

 

El segundo, “Una tienda en París” #unatiendaenparis, de Máxim Huerta.

Es la historia de dos mujeres, Teresa y Alice.

La primera viven en Madrid y es una persona que lo tiene todo económicamente pero su vida está signada por la sofocación y el engaño es entonces que decide cambiar su vida, dar un salto al vacío pero también de calidad porque opta por la libertad más absoluta. El capítulo 8 es mi favorito, el diálogo entre ese maestro de pintura octogenario que le describe a Teresa la belleza de observar y saber vivir desde las cuestiones más sencillas de la vida con la mirada de quien ha vivido y tiene sabiduría.

La otra mujer vive en París, quizás el personaje que para algún lector puede que sea el más interesante, es el de Alice Humbert una mujer de los sectores bajos y pobres de la ciudad que involucrándose como modelo desnuda de los pintores de los años 20 sale de la pobreza y se incorpora al grupo de amigas de Alice Kiki en Montparnasse que fue una de las modelos más famosas de la época. Hay sutilezas de esta historia que me han gustado y también la crudeza de quien llega olvidando sus orígenes.