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El relato simple del profundo conflicto humano, Delphine de Vigan.

En mi pequeño departamento duerme la parte importante de mi biblioteca, cuando llegué en ese exilio impuesto por la inundación de mi casa, lo primero que busqué fue un libro para mitigar los pensamientos de incertidumbre y los ahogos de indignación de haber perdido entre tantas recuerdos y cosas, muchos libros.

Es bastante habitual que algunos de ellos  -no muchos- tengan señalado hasta donde llegué alguna vez, esperando apacibles y tristes que cualquier día por alguna circunstancia fortuita vuelva a leerlos, es como “el cementerio de los libros olvidados” de la trilogía de Carlos Ruiz Zafón, mi biblioteca te hace la misma pregunta ¿Por qué puerta quieres entrar?”.

Ese domingo no sabía realmente por dónde ingresar, elegí el último libro que escribió Tomas Eloy Martínez “Purgatorio” 2008, increíblemente o no, la novela trata del exilio objetivamente serio de la dictadura, justo en esos días de mi lectura -mi sentido Jung- moría el máximo responsable de la barbarie.

Pero mi búsqueda literaria necesitaba otros caminos, fue entonces que entré en la librería Rayuela cerca de mi trabajo, algo poco habitual últimamente porque prefiero la vía Internet.  

Fue allì dònde descrubrì a Delphine de Vigan, una autora francesa que estuvo de visita en Buenos Aires hace un mes aproximadamente, invitada por el Festival Internacional de Literatura en Buenos Aires.

El primer libro que leí de ella y hasta ese momento era el único que había llegado a la Argentina es “Nada se Opone a la Noche”, la historia me atrapó desde la primera página aún cuando el comienzo es trágico y sabiendo que se trataba de la muerte de la madre de la autora.

De Vigan tiene un relato vivo que te lleva de tragedia en tragedia pero de la vida de ficción a la real sin esperarlo, cuán difícil es desenmascarar toda una familia y que no sea imaginada sino que es la propia expuesta en llaga. Una búsqueda minuciosa y literaria de las razones por las cuales su madre era de esa manera y no de otra, llegando a lo que siempre se oculta en la historia y se echa bajo la alfombra de la historia familiar.

Una lectura que les aconsejo pero que se debe estar preparado para seguirla. Me causó tan buena impresión que Google a la autora y su bibliografía, descubriendo que su primer libro también había podido escribir desde la ficción su propio problema que fue la anorexia, el título es “Días sin hambre que no leí pero que según la autora cierra un circulo literario con “Nada de opone a la noche”.

El segundo libro que conseguí de esta autora en formato ebook fue “Las Horas Subterráneas” lo terminé de leer hace unos día, dos historias semejantes de opresión en una ciudad dónde se es un número, donde el ritmo estresante y la soledad son comunes denominadores de quienes se revelan.

Comparto, desde mi humilde lugar lo que dice la autora en un reportaje de su visita a la Argentina, le preguntan:
-¿Era la literatura la única salida para expresarse?

-Sí, es la manera como me expreso. Es realmente la única manera que encontré para domesticar mis propias emociones, mi sensibilidad, para poder canalizar la sensación estar demasiado permeable. En francés se dice ser como una esponja, se absorbe todo. Para mí la escritura es una manera de poder soltar y no absorber todo. Y esto es válido para todos mis libros, incluso aquellos que no son tan personales.  

Si querés lee la entrevista clikeando aquí.